lunes, 10 de agosto de 2009

Fragmento

Dejo el fragmento que se publicó en Dimensión Oscura, por si alguien no tuvo la oportunidad de leerlo.


Y casi sin proponérmelo allí estaba, encerrado en mi propia soledad, tratando de encontrarle sentido a mi debacle. Intentado aferrarme a un último deseo, a un último suspiro. ¿Cómo has de sentirte cuando repentinamente te encuentras en un momento en el que tratas de respirar y fallas en el intento, y ya ni siquiera sabes a qué encomendarte?

Los segundos pasan y tu razón empieza a abandonarte, y sin saber muy bien cómo, ni siquiera te importa. Tus pensamientos son cada vez más difusos, y te pierdes tratando de encontrar una salida. Piensas que quizá no merezca la pena luchar por aspirar ese aire que te devuelva a la vida y dejas de aferrarte a ella como si ya no importara, como si te fuera indiferente.

Se acaba el aire, respiras sin convicción y el tiempo se agota. Tu visión se nubla y ya ni siquiera contemplas la superficie.

Tratas de convencerte de que saldrás adelante, que estás equivocado, y que debes enfrentarte a ese sentimiento que te incita a ver a La Muerte como una cómplice en última instancia. Sin embargo, vuelve a ser insuficiente, y tu razón no responde ante tu súplica y te abandona, dejándote a merced de tu fiel enemiga, a la que empiezas a ver con otros ojos. Ya ni siquiera la odias, ni la temes. La muerte empieza a parecer un lugar apacible, demasiado, y sin nada que te lo impide te rindes ante ella y le juras lealtad, hasta que finalmente sólo te queda la oscuridad. La nitidez desaparece, y tratas de respirar por última vez, pero ya es tarde y cedes, dejando atrás la vida para dar paso a una tranquilidad que quizá añoraste, pero que ahora ya no resulta tan placentera. Y te arrepientes de haber cedido al chantaje de La Muerte, mientras ya nada tiene solución. Hasta que finalmente una luz aparece en tu camino, y te aferras a cualquier cosa para alcanzarla…



¡Gracias!


Juan.

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